Elaboración:

En un bol ponemos la harina y hacemos un hueco donde dispondremos los líquidos (la leche donde habremos disuelto la levadura, el aceite, el huevo y la miel). Incorporamos el azúcar y la sal. Abrimos las vainas de cardamomo y machacamos las semillas en un mortero. Rallamos la cáscara de la naranja. Incorporamos ambas cosas al bol. Vamos mezclando la harina con los líquidos con una paleta. Cuando empiece a formarse una masa, la volcamos sobre la mesa de trabajo y amasamos hasta obtener una masa lisa. colocamos la masa en un bol enharinado y esperamos a que doble su volumen.

Este primer paso también se puede hacer en un robot o en la panificadora: en primer lugar pondríamos los  líquidos: la leche, el aceite, el huevo batido con el azúcar y la miel y después añadimos la harina con la levadura desmenuzada, la ralladura, el cardamomo molido y la sal. Programamos la panificadora con la opción masa (en la que solo se amasa y se fermenta la masa).

Una vez terminado este paso, sacamos la masa, formamos los bollos (los nuestros son de 50 gramos cada uno) y los dejamos fermentar en una placa de horno sobre un papel de hornear.  Cuando hayan doblado su volumen, los pincelamos con agua y los espolvoreamos con azúcar moreno y almendra molida.

Horneamos durante 12 minutos en el horno con la función arriba y abajo con aire a 200 grados. Una vez cocinados los disponemos en una rejilla para que enfríen. 

Si hacéis cantidad y no lo vais a comer de una sola vez, estos bollitos congelan muy bien.