Empezamos con el yogur casero con miel de romero en olla express y ahora nos hemos aventurado con otra elaboración: utilizando leche de soja en vez de leche de vaca y fermentando nuestros yogures aprovechando el calor residual del horno que nos queda después de utilizarlo para otra preparación. El resultado igual de delicioso, yogures de sabor ligeramente ácido (son más suaves que los yogures comerciales) y la textura perfecta (podéis verlo en la fotografía). Así los intolerantes a la lactosa no se quedan sin su receta de yogur casero.
Para endulzar nuestros yogures nada mejor que la mermelada de fresa y arándanos de La Vieja Fábrica que encontramos en nuestra caja sorpresa de productos innovadores Degustabox que nos llega como siempre repleta de lo que más nos gusta. Y es que el equipo Degustabox se afana en escoger productos de las primeras marcas, nuevos en el mercado y adaptado a nuestros gustos.

Ingredientes:
1 litro de leche de soja
Un yogur de soja
Una cucharadita de agar agar (opcional)
Mermelada de fresa y arándanos
Elaboración:
Calentamos la leche al fuego, reservando una tacita, hasta que esté a punto de hervir. Añadimos el agar agar disuelto en la tacita de leche que teníamos reservada y esperamos que baje la temperatura aproximadamente a 60ºC, lo verificamos usando el termómetro de cocina.
Si no disponemos de este utensilio podemos esperar unos 20 min desde que hirvió la leche e ir comprobando la temperatura introduciendo el dedo meñique en la leche caliente, si podemos aguantar unos 20 segundos la temperatura será de unos 60º aproximadamente.
Mientras esperamos que la leche alcance los 60º, precalentamos el horno a 50º. Nosotras lo que hemos hecho es aprovechar el calor residual del horno que hemos utilizado para otra preparación, así ahorramos energía.
Una vez alcanzada la temperatura de 60º, agregamos el yogur y mezclamos bien.
Repartimos la mezcla en los recipientes que vamos a utilizar en los que habremos dispuesto una base de mermelada y llevamos a la bandeja del horno. Allí reposarán durante ocho horas.
Pasado el tiempo de reposo, sacamos los recipientes y los llevamos a la nevera de 4 a 6 horas, para que se enfríen y terminen de adquirir textura.
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