Ingredientes:
320 de agua
120 de masa madre
Una cucharadita de sal
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Elaboración:
Refrescamos la masa madre previamente para que esté bien activa cuando vayamos a incorporarla a la masa.
Mezclamos la harina con el agua y la masa madre apenas para que se integren bien y sin amasar y dejamos reposar una hora (a este procedimiento se le llama autolisis).
Incorporamos la sal y amasamos ligeramente hasta que la sal quede integrada. En este punto amasamos muy ligeramente y pasamos a plegar la masa cada 30 minutos para un total de cuatro plegados. Tras los plegados esperamos hasta que la masa casi doble su volumen. El tiempo que invierte la masa en la fermentación dependerá de lo activa que esté nuestra masa madre, de la temperatura ambiente (fermenta antes en ambiente cálido sobre unos 25º), ... Como referencia, nuestra masa tardó 3 horas.
Tras esta primera fermentación volcamos la masa sobre la mesa y con cuidado de que no desgasificar en exceso damos forma de hogaza. Colocamos la masa sobre una canasta bien espolvoreada de harina. Ahora debe volver a fermentar la masa (otras 3 o 4 horas). Si queremos ralentizar esta fermentación en vez de dejarla a temperatura ambiente la llevamos a la nevera donde fermentará mas lentamente y podremos tenerla sin problemas hasta el día siguiente, que es lo que hicimos nosotras.
Si la hemos fermentado en la nevera la dejamos atemperar (que pierda el frío) y la volcamos sobre la placa del horno. Greñamos la pieza (damos unos cortes con una cuchilla o un cuchillo bien afilado) y al horno con vapor a 220° los primeros 20 min, después bajo a 200... Y este pan quedó después de unos 50 minutos en total.
Como me gusta el pan casero, nada que ver con las barra de pan precocinadas y sin sabor que venden en muchas tiendas y supemercados, da un poco de trabajo prepararlo, pero si tiene un poco de tiempo, se agradece la diferencia en el paladar y en la salud.
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